En las últimas décadas, el aumento progresivo de la edad media de la población ha incrementado la prevalencia de afecciones cutáneas crónicas y degenerativas. En este sentido, el campo de la dermatología regenerativa ha emergido como una disciplina clave en el desarrollo de tecnologías innovadoras en materia biomédica. El desarrollo de terapias autólogas basadas en productos derivados de la sangre del paciente ha irrumpido con fuerza en el ámbito de la regeneración de la piel, debido en gran medida a su potencial terapéutico y a su perfil de bioseguridad.
Las heridas de difícil curación suelen estar asociadas a patologías sistémicas subyacentes y pueden derivar en la cronificación de la úlcera. Estas lesiones padecen un desequilibrio de componentes celulares y proteicos que provocan una regulación deficiente del cierre de la herida. La terapia con proteínas autólogas es un campo de investigación que busca acelerar la formación de un tejido de granulación sano que está ligado a un mayor ratio de epitelización y, por tanto, reduce el periodo de hospitalización y el coste económico asociado al tratamiento.
El envejecimiento y deterioro progresivo de la piel es un proceso multifactorial derivado de causas intrínsecas (edad, hábitos nutricionales) y extrínsecas (exposición a luz ultravioleta, polución, agentes tóxicos). Se caracteriza por la disminución gradual de la capacidad funcional del tejido, provocando alteraciones fisiológicas que afectan tanto a los componentes celulares como estructurales de la piel. En esta línea, nuestra investigación se desarrolla en modelos in vitro y ex vivo. En este sentido, buscamos, mediante el uso de proteínas autólogas, contrarrestar el envejecimiento de la piel promoviendo la síntesis de componentes clave de la matriz extracelular, como el colágeno o el ácido hialurónico. Además, la actividad y viabilidad celular se ven significativamente incrementadas, lo que repercute en una mejora de la hidratación y calidad del tejido circundante.
La autoestima y la imagen ocupan un rol clave en nuestra percepción social, interacción personal y funcionamiento psicosocial. La pérdida gradual del cabello puede acarrear serios trastornos emocionales y reducir significativamente la calidad de vida de los pacientes. Aunque se conocen algunos mecanismos moleculares involucrados en la degeneración capilar, las causas fisiopatológicas concretas de la alopecia siguen sin esclarecerse. En este sentido, con esta línea de investigación buscamos, mediante el uso de proteínas autólogas, no solo reactivar la actividad bulbar, sino también mejorar la calidad del tejido cutáneo circundante, que es el que nutre y da soporte biomecánico al folículo piloso.